viernes, 28 de junio de 2013

Hace 200 años, la Asamblea del Año XIII abolía todos los títulos nobiliarios


En la práctica, la supresión no afectó grandes intereses. Sólo hubo tres nobles en la región. Liniers, que ya había sido fusilado; el marqués de Yavi, que luchó junto a Güemes; y el austríaco barón Von Holmberg, también del lado criollo.

Por:
Sergio Di Nucci
Exactamente 200 años atrás, la Asamblea General Constituyente decretó la abolición de los títulos de nobleza en todo el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En comparación con otras medidas radicales de la Asamblea del Año XIII, que acercaron la modernidad política y social a los habitantes de estas tierras, la supresión de los títulos nobiliarios provocó en comparación pocas acciones y reacciones. De las fachadas de algunas casas se borraron blasones y otras insignias, pero sólo hubo tres nobles que vieron abolidos sus títulos en todo el ex virreinato: Santiago de Liniers, nombrado "conde" de Buenos Aires pero ya fusilado para 1813, el barón Eduard Ladislaus Kaunitz von Holmberg, un militar austríaco que combatió junto a los criollos, y Juan José Feliciano Fernández Campero, marqués de Yavi, un marquesado que entonces abarcaba buena parte del norte argentino y el sur de Bolivia.
Según explicó a Tiempo Argentino Araceli Bellota, escritora, historiadora y flamante directora del Museo Histórico Nacional, "la Asamblea tenía como objetivo la Independencia. Por eso, las medidas que tomó muchas veces tenían que ver con entretener al pueblo con medidas progresistas pero sin demasiada aplicación, como esta de la abolición de los títulos nobiliarios. Bajo el poder de la Asamblea solo había tres nobles, aunque había más en otras zonas, en Perú, por ejemplo, que seguía bajo el poder español. Las escasas consecuencias de esta medida pueden compararse a lo que ocurrió con la tortura: aquí copiaron una resolución de las Cortes de Cádiz e introdujeron elementos que no se usaban acá, como el perrillo –una suerte de bozal–, pero se olvidaron de introducir el potro y el cepo –una estructura de madera que tenía un hueco en la cabeza y otro para sujetar las manos–. Tal es así que ante la disposición de la Asamblea de que se tenían que quemar en la plaza pública los elementos de tortura, lo que se quemó en la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, fue una silla, casi simbólicamente, porque en las sillas golpeaban a los prisioneros."
Otras medidas sí tuvieron mayor fuerza efectiva. Entre ellas, de gran importancia fue la libertad de vientres, que si no puso fin a la esclavitud significó que todos los hijos de esclavas ya nacieran libres. La Asamblea puso fin al tributo, la mita, el yanaconazgo y el servicio personal. Suprimió el tribunal de la Inquisición. Y también el mayorazgo, aquella institución que inmovilizaba el patrimonio territorial de una familia, que se transmitía indiviso. Con esta medida buscaban abolir el latifundismo, y dar un primer paso hacia la reforma agraria.  «



El Conde que fue virrey
La medida afectó a una de las mayores figuras políticas de la época: Santiago Antonio María de Liniers y Bremond, cuya vida llegó a un abrupto final cuando la Junta de Buenos Aires decidió fusilarlo en agosto de 1810 por su fidelidad en el Río de la Plata al monarca español. La fama militar de Liniers se debe a sus acciones durante las Invasiones Inglesas, por las que fue nombrado virrey del Río de la Plata entre 1807 y 1809 y en este último año, además, Conde de Buenos Aires.
Nacido en el seno de la nobleza francesa, Liniers había llegado a la Argentina con credenciales nobiliarias impecables: en Francia era a la vez caballero de San Luis, conde de Liniers y Señor de Grand-Breuil, La Vallée, Cran y Chaban de la Poussardière, y desde 1758, subrigadier de la marina de Francia.



Parón de Buenos Aires
El barón Eduardo de Holmberg nació en el imperio austríaco en 1778 y murió en Buenos Aires en octubre de 1853. Militar y botánico, llegó a la Argentina y combatió del lado de los criollos. Cursó sus estudios militares en Prusia entre 1794 y 1795 y sirvió durante las Guerras Napoleónicas en las tropas del ducado de Berg y posteriormente en las Guardias Valonas de España. Allí trabó amistad con José de San Martín, José Matías Zapiola y Carlos María de Alvear. Llegó al Río de la Plata en 1812 en la fragata inglesa George Canning, que repatriaba a los argentinos, atraído por la posibilidad de sumarse a la lucha por la Independencia. Se sumó de inmediato al Ejército del Norte, con el grado de teniente coronel, comandando la artillería del general Manuel Belgrano.


Marqués y Patriota
Juan José Feliciano Fernández Campero, también conocido como el Marqués de Yavi, nació en San Francisco de Yavi en 1777, dentro del marquesado que entonces incluía buena parte del norte argentino y del sur de Bolivia, hasta Chuquisaca. Además, fue Conde de Jujuy y Caballero de la orden de Calatrava.
En los comienzos de la Revolución de Mayo de 1810, se mantuvo neutral. Pero luego se unió a las fuerzas revolucionarias. Combatió bajo las órdenes de Martín Miguel de Güemes. El Marqués se encargó de la defensa de la Puna jujeña, al mando de unos 600 gauchos de la región a los que denominó "Ejército del Perú". Las tropas estaban abastecidas y armadas por el mismo marqués, quien no escatimó sus riquezas para la causa revolucionaria. Por su participación en la Batalla de Salta, le fue dado el grado de coronel del Ejército del Norte. Murió en Jamaica y sus restos fueron repatriados en 2010.

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