Este libro analiza no sólo el ideario de la revolución que encauzaron
hombres como San Martín y Alvear -así como dar cuenta del primer
congreso que tuvo nuestro país- sino también para reflejar la pugna de
fuerzas políticas, que incluye o excluye a los sectores marginados, y
resaltar posturas federalistas o a favor del poder centralizado.
"Cuando se produce el golpe de estado de octubre de 1812 contra el
Primer Triunvirato y se llama al Segundo, lo que se busca es frenar la
lucha facciosa. El objetivo del congreso es terminar con el gran mal que
tiene la revolución (la pelea política) para poder organizar el país,
algo que se va a repetir a lo largo de la historia, entendiendo a la
lucha facciosa como un elemento que limita la toma de decisiones y las
transformaciones".
Ese combate ideológico, da cuenta Camogli en esta minuciosa
investigación en lenguaje sencillo y cercano, se refleja en el papel de
la logia Lautaro, que logró instalar una cantidad mayoritaria de
diputados; un intento de federalización a través de la representación de
las diferentes provincias, en una Argentina -Provincias Unidas del Río
de la Plata-, cartografiada distinta.
Y así, el nudo se desata, "se va concentrado el poder cada vez en
menos manos y termina en un giro absoluto de aquel inicio de enero de
1813 al de 1815 con el pedido de un monarca británico. De una intención
transformadora a un giro conservador, algo que le va pasar a la
revolución en su conjunto y la Asamblea es una metáfora de la
revolución, es lo que llamo `la traslación de objetivos`".
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