martes, 2 de julio de 2013

Disolución de la Asamblea

A fines de 1814, el Congreso General Constituyente poco a poco fue perdiendo su poder y representatividad[20], y el director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata[21], Carlos María de Alvear, acorralado por los reveses políticos y militares a partir de la insurrección de Córdoba y el litoral que respondían a José Artigas, fue depuesto de su cargo mediante un levantamiento armado en su contra. La crisis política desatada en el bando porteño, hizo que el 17 de abril de 1815, la Asamblea General Constituyente quedara oficialmente disuelta, quedando provisoriamente en el cargo del Directorio por elección del cabildo de Buenos Aires, el rebelde general Ignacio Álvarez Thomas[22].
En este contexto, la Asamblea del Año XIII no pudo cumplir con sus principales objetivos, dictar una constitución y declarar la independencia, dejando al desnudo los problemas heredados del legado colonial.
De esta manera, la disolución de la Asamblea General Constituyente apagaba la única oportunidad (junto a la Junta Grande) que tuvieron los pueblos del plata de poder verse representados legítimamente ante la primera experiencia constituyente.

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