La medida que adoptó la Asamblea hace hoy doscientos años puso en marcha
un proceso de cambio social que culminaría exactamente cuarenta años
después: es la Constitución Nacional sancionada en 1853 la que concreta
la abolición de la esclavitud, declarando libres a los esclavos que
quedaban (que ya eran muy pocos).
No se trató de un avance sistemático ni homogéneo durante esas cuatro
décadas. Al poco tiempo de adoptadas estas decisiones por la Asamblea
del Año XIII, la presión proveniente de Brasil obligó a limitar la
medida. En dicho país la esclavitud era una institución de importancia
económica y social mucho más relevante que en el territorio argentino.
Tan es así que la abolición de la esclavitud recién llegó en 1889, 56
años más tarde que en Argentina y a 76 de que en Argentina fuera
declarada la libertad de vientres y la abolición del tráfico.
Los esclavos brasileños fugaban hacia las provincias del Río de la Plata
y al entrar en ellas eran declarados libres. Sucesivos gobiernos
patriotas se vieron obligados a exceptuar a los esclavos fugados de la
obtención de la libertad por entrar en el territorio argentino. Se
excluyó también de la medida a los esclavos que entraban al país al
servicio de sus amos.
Asimismo, se registran operaciones de compra y venta de esclavos décadas
después del avance iniciado por la Asamblea en dirección a la
abolición, aunque fueron cada vez menos.
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