martes, 2 de julio de 2013

La Asamblea: sin independencia ni constitución.

El 31 de enero de 1813 quedó instalada la Asamblea cumpliéndose con lo dispuesto en octubre de 1812 dónde se obligaba a dar comienzo con las sesiones  del presente órgano con los diferentes representantes de las provincias del Río de la Plata, cuya convocatoria se realizó en el edificio del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Allí, no sólo prestaron juramentación los integrantes de gobierno de la Asamblea, sino también de las jerarquías eclesiásticas, los empleados civiles y militares y los tribunales. También debían prestar juramentación los ejércitos patriotas, haciéndolo en este caso Manuel Belgrano a orillas del Río Juramento (Río Salado) y José Rondeau en el sitio de Montevideo[6] en abril del mismo año[7]. Juan Manuel Beruti, en su libro Memorias curiosas, por lo antes expuesto comenta:
“El 31 de enero de 1813. Se abrió la Asamblea de las Provincias Unidas del Río de la Plata; la solemnidad de su instalación y el regocijo público descubría el deseo con que aguardaban este día feliz.Una de las particularidades de la Asamblea fue haber excluido la fórmula de juramentación al rey Fernando VII[9] y las leyes emanadas de ella (e inspiradas en los voceros de la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro representada particularmente en la figuras de Bernardo de Monteagudo y Pedro José Agrelo), que marcaron el momento más intransigente de su acción[10]. Entre ellas,  se encuentran un conjunto de medidas que marcaron el inicio de verdaderos cambios políticos-jurídicos, económicos y sociales en la vida de una naciente sociedad posrevolucionaria que todavía hundía sus raíces en las estructuras de un orden colonial que lo había precedido por siglos pero que no dejaban de ser trascendentes en el ámbito rioplatense.

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