se inauguró el 31 de enero y su propósito manifiesto era la
emancipación y constitución del Estado de las provincias unidas. Se
declaró soberana y asumió la representación de las provinias. Entre sus
novedades, se encontró la ausencia del juramento de fidelidad a
Fernando VII. Además, entre otros puntos, se destacaba el marcado
“americanismo”, tal como se expresaba en el Juramento que los diputados
convocados firmaron: “¿...prometen a la patria desempeñar fiel y
exactamente los deberes del sublime cargo … promoviendo los derechos de
la causa del país al bien y felicidad común de la América?”.
La asamblea se distinguió por las prolongadas tensiones provocadas
entre los “centralistas” y los “pactistas” (pronto federales), que en
enero de 1814 encontraron un primer resultado: el nuevo gobierno del
Directorio, que reemplazaba al Triunvirato. No obstante ello y el no
poder votar una constitución, a lo largo del año, pudieron concretarse
algunas obras legislativas de gran importancia: entre ellas, la
acuñación de moneda nacional, el establecimiento del escudo e himno, la
abolición de la Inquisición y las torturas, la supresión de los
títulos de nobleza y la libertad de vientres.
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